viernes, 2 de noviembre de 2007

23- EN ESOS TIEMPOS EL ANDAR DE LA TIERRA.

El caminar de la Tierra en sus orígenes eran en movimientos pesados, por dar una imagen de ello, necesitaba muchas mas horas para realizar una vuelta a lo que ahora se llama día-noche. Esta vuelta resultaba tan lenta que el transcurrir también lo era de agobio, sin oportunidades de presencias cósmicas en su hábitat. En esos momentos era tanto lo que había descendido que cuando tenía que hacer algún cambio en su corteza terrestre, o inicio de nuevas sensaciones para el planeta, se destruía absolutamente todo, y todo lo que estaba sobre su corteza.

El primer cimbronazo de la Tierra fue tan fuerte que no dejó rastros físicos en ella. Y nuevamente se dispusieron cuerpos para albergar a espíritus confundidos, deambulantes alrededor del mismo planeta. La ayuda cósmica estaba pero era muy difícil mantenerla en los espacios terrestres y digo espacios terrestres, no suelo terrestre. Imagínate cuán neblinoso era el espacio que ocupaba el mismo planeta.

Cuando lograba conformarse una humanidad que pudiera receptar algo de lo cósmico, la misma humanidad neblinosa también, por la misma obnubilación, hacía traspiés y se desmonoraba todo, una y otra vez ocurría esta situación.

Hasta que llegó el momento del SER que tocó sus pies en la Tierra, que sintió esta Tierra parte de Él, y por lo tanto dio todo, aún su condición de hombre humano, con sentires humanos pero con una reflexión de todo lo que acontecía, que hizo que pudiera colocar su esencia como una semilla creadora, para que hoy esta humanidad se sienta parte del Cosmos, y más aún se sienta que está renaciendo en su nuevo andar, en su guiar, en su agilidad, que será cada vez mas notorias, mas vividas y serán también cada vez mas los seres que sentirán que ello es así por que está escrito.

Mir.-

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